La Transformación que Necesitamos: El Carácter de Cristo

Mensaje por: Eliud S. Morales

Hace poco, mientras observaba a nuestro perro Bumi, recordé una frase común: "las mascotas son el reflejo de sus dueños". Como familia pastoral, me preocupa pensar qué dice de nosotros nuestro perrito altamente reactivo, que ladra por todo y tiende a ser algo posesivo. Pero esta reflexión me llevó a una historia más profunda, la de una conejita salvaje llamada doña Poti.

Doña Poti llegó a nuestras vidas sin avisar, y aunque le pusimos un nombre bíblico (inspirado en la esposa de Potifar), su corazón permanecía salvaje. A pesar de nuestros intentos de cuidarla y ofrecerle un hogar lleno de amor, ella veía nuestra casa como una prisión. Se escapaba cada vez que podía, hasta que un día simplemente no regresó.

Esta historia, aparentemente simple, refleja una verdad profunda sobre nuestra relación con Dios: todos somos como doña Poti. Llegamos a Cristo con un corazón salvaje, incapaces de ver el amor en Sus enseñanzas y los límites que implica vivir bajo Su señorío. Vemos como prisión lo que en realidad es protección y amor.

Definamos: carácter

Cuando hablamos de carácter, nos referimos a algo muy específico: quienes realmente somos cuando nadie está viendo. Es el rostro verdadero detrás de nuestra máscara social. Y es precisamente ahí, en ese espacio íntimo y privado, donde Dios desea realizar su obra más profunda.

La transformación del carácter no es un programa de modificación de conducta o una lista de reglas religiosas que seguir. Es un proceso interno donde el Espíritu Santo va conformando nuestro ser a la imagen de Cristo. Como Pablo escribió a los colosenses, se trata de "arraigarnos profundamente en Él y edificar toda la vida sobre Él."

Las tres herramientas

En nuestro camino hacia la transformación del carácter, Dios nos ha proporcionado tres herramientas fundamentales:

Primero, debemos seguir los pasos de Jesús. Esto significa que cada decisión, cada relación, cada actitud y cada pensamiento se somete a Su dirección. No se trata de seguir una lista de reglas religiosas, sino de tener una relación viva donde constantemente nos preguntamos: "¿Qué haría Jesús en esta situación? Y más importante aún, ¿cómo lo haría?"

Segundo, necesitamos hacer raíces profundas en Cristo. Al igual que un árbol absorbe los nutrientes del suelo, nosotros debemos estar profundamente conectados a Cristo para absorber Su carácter, Sus valores y Su manera de ver el mundo. La diferencia entre un árbol artificial y uno real está en las raíces - y lo mismo aplica a nuestra vida espiritual.

Tercero, debemos edificar toda nuestra vida sobre Cristo. Las tormentas vendrán - eso es seguro. La pregunta no es si vendrán, sino si hemos construido sobre un fundamento que permanecerá firme cuando lleguen.

Más allá de la apariencia

En esta era de redes sociales e inteligencia artificial, hemos perfeccionado el arte de la imitación. Podemos crear árboles artificiales que parecen reales, pero carecen de raíces. De la misma manera, podemos desarrollar una espiritualidad artificial que luce impresionante pero carece de la transformación del Espíritu Santo.

La verdadera transformación no ocurre por intentar imitar a Jesús desde afuera, sino por permitir que Su vida fluya desde adentro. Es un proceso que requiere humildad, paciencia y, sobre todo, una rendición completa a la obra del Espíritu Santo en nosotros.

Una invitación personal

Al final del día, todos tenemos un poco de doña Poti en nuestro corazón - una naturaleza salvaje que necesita ser transformada. La buena noticia es que Dios no se da por vencido con nosotros. Él sigue llamando, sigue amando, sigue transformando.

La invitación hoy es simple pero profunda: ¿permitirás que Dios transforme no solo tus acciones externas, sino el núcleo mismo de tu carácter? ¿Estás dispuesto a dejar que tus raíces crezcan profundas en Cristo, aunque eso signifique romper con la superficialidad de una religiosidad de apariencias?

Porque al final, la transformación del carácter no es solo para nuestro beneficio personal. Es para que, a través de vidas transformadas, nuestra ciudad pueda ver un reflejo más claro de Cristo. Para que Mayagüez sea verdaderamente como en el cielo.
"De modo que ustedes también están completos mediante la unión con Cristo, quien es la cabeza de todo gobernante y toda autoridad." - Colosenses 2:10
Este mensaje fue compartido originalmente por pastor Eliud S. Morales en Iglesia Theopolis.