Cuando tu corazón se vuelve piedra: La verdad incómoda sobre el endurecimiento espiritual

Basado en la predicación de: José R. Pedraza

¿Alguna vez te has preguntado por qué hay creyentes que pueden levantar las manos en adoración el domingo y el lunes seguir aferrados a rencores de años? ¿O por qué podemos memorizar versículos sobre el perdón pero seguimos sin hablarle a nuestro hermano?

Esta semana, mientras reflexionaba sobre el mensaje de Hebreos 3:7-8, me topé con una realidad incómoda que muchos preferimos ignorar: es posible ser cristiano y tener un corazón endurecido.

La conversación que cambió mi perspectiva

Hace unos días tuve una conversación de consejería que me removió por completo. Una persona llegó a mi oficina buscando consuelo después de las terribles consecuencias de una decisión que sabía era incorrecta. Y como suele pasar cuando cometemos errores, vino con todo el performance de la Rosa de Guadalupe.

"Pastor, yo no soy así. Este no soy yo en realidad. No sé lo que me pasó."

Después de escuchar todo su teatro, le di dos opciones: podíamos seguir con el performance de que "esto no define quién soy", o podía aguantarse en esa silla mientras le decía la verdad.

La verdad es esta: lo que hiciste SÍ refleja quién eres.

Y esa es una de las propuestas más complejas del evangelio. Como dice Proverbios: "Cual es su pensamiento en su corazón, tal es él." Lo que hacemos, lo que decimos, cómo nos manejamos, define en esencia quiénes somos por dentro.

EL problema que no queremos ver

Aquí está el problema: a nosotros nos encanta desconectar lo que hacemos de quiénes somos. Nos gusta crear un "personaje cristiano" mientras evitamos que Dios trabaje con las partes complicadas de nuestra esencia.

¿Alguna parte de ti resuena con esto? Porque si somos honestos, hay partes de nosotros que son difíciles:
  • Una parte que no perdona tan fácilmente
  • Una parte que sí perdona, pero no olvida
  • Una parte donde el ego nos hace crear conflictos innecesarios
  • Una parte que se siente cómoda con personas que viven en la mentira

Y si te sientes afín con gente que vive una vida basada en la mentira, hay una parte de tu esencia que es mentirosa. Como decía mi abuelito: "Si uno se casa con una correa, lo que coge es fuete."

Cuando Dios nos habla y nos hacemos los sordos

El escritor de Hebreos nos advierte: "Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones." ¿Sabes qué significa esto? Que Dios espera que cuando Él hable, nosotros respondamos.

Pero vivimos en una generación que vive sorda a la voz del Espíritu de Dios. Cedemos a la presión, nos manejamos desde nuestra opinión, desde nuestra autosuficiencia, pero ignoramos lo que Dios nos está diciendo.

Hace poco, Dios puso en mi corazón que tenía que comunicarme con alguien para resolver una situación que había dejado acumular por orgullo. Escribí ese mensaje de WhatsApp siete veces y siete veces lo borré.

"No, no, no... espérate que yo no sé ya cómo son ellos. Llevamos mucho tiempo desconectados."

¿Sabes de lo que estoy hablando? Esa resistencia interna cuando sabemos que Dios nos está pidiendo algo específico.

La diferencia entre fallar y vivir en pecado

Una cosa es fallar. Cuando fallamos, el Espíritu Santo trae convicción y vivimos una experiencia de arrepentimiento genuino. Pero cuando vivimos una vida deliberada de pecado, eso nos insensibiliza el alma.

Es como Sansón, que el verso bíblico dice: "ignoraba que el Espíritu de Jehová se había apartado de él." Cuando vivimos en resistencia continua a la voz de Dios, llega un momento de insensibilidad peligrosa.

Las tres señales de un corazón endurecido

1. Propensidad a la incredulidad Cuando comenzamos a creerle más a otras cosas que al propio Dios.

2. Repetición deliberada de pecado Cuando la conciencia se insensibiliza y nos volvemos cómodos con patrones destructivos.

3. Orgullo y autosuficiencia Cuando desarrollamos esa idea de "yo puedo solo" que nos impide someternos a la dirección de Dios.

Mi experiencia con el endurecimiento

Hace años tuve una experiencia en una conferencia que me marcó profundamente. Había 15,000 personas bajo una atmósfera espiritual increíble. Todo el mundo estaba llorando, temblando, corriendo al altar en arrepentimiento.

Y yo, como un militar, parado viendo lo que ocurría sin sentir absolutamente nada.
Ese día descubrí algo que me había pasado por dentro que no había reconocido: mi corazón se había endurecido y me había vuelto ególatra. Había disfrazado mi madurez espiritual con arrogancia.

Me tomó como siete años regresar a un lugar de mayor sensibilidad espiritual. Porque de manera natural me volví calculador, el policía teológico que en vez de buscar qué me quería decir el Señor, me enfocaba en encontrar problemas de interpretación.

La pregunta que te está esperando

¿Qué áreas de tu corazón pueden haber sido endurecidas como resultado de los procesos de la vida?

Tal vez por causa de la decepción decidiste cambiar tu manera de amar. Como alguien te traicionó, ahora cierras las puertas de tu casa y no viene nadie. Como alguien te habló "de parte de Dios" y no se cumplió, ahora no crees en nadie que venga a hablarte proféticamente.

Sin darnos cuenta, vivimos con tendencia a descuidar nuestro corazón y a insensibilizarnos en el proceso.

El llamado de hoy

Si esta palabra está resonando en tu corazón, es porque Dios te está invitando a cuidar la esencia de quien eres. No para crear un performance mejor, sino para garantizar tu sensibilidad a Su voz.

Cuando cuidas lo que el Espíritu Santo está haciendo dentro de ti, esa diligencia siempre te regresa a vivir una vida de dependencia, obediencia y sensibilidad a la voz de Dios.

¿Hay alguien con quien necesitas reconciliarte? ¿Algún área donde has estado resistiendo la voz de Dios? ¿Alguna parte de tu corazón que se ha vuelto piedra y necesita volver a ser carne?

La invitación no es a ser perfecto. Es a ser real. A dejar que Dios trabaje con la totalidad de quien eres, incluyendo las partes que prefieres esconder.

Porque al final, cuando Dios necesite un corazón humilde y sensible en el que depositar algo, que pueda mirarte y asignarte lo que Él quiera darte para hacer.

Hoy puedes escoger: ¿seguirás con el performance, o permitirás que esta sea una extensión genuina de lo que Dios está haciendo en tu vida?

Tu decisión

Si esta palabra tocó algo en tu corazón, no la dejes pasar. Toma cinco minutos ahora mismo para hablar con Dios sobre lo que Él te está mostrando. Y si necesitas dar un paso específico de obediencia, hazlo hoy. No mañana. Hoy.
Escucha el mensaje predicado por José R. Pedraza y descarga el app Iglesia Theopolis para obtener la guía de discusión de grupos pequeños en este >>> enlace<<<

Eliud Morales