Formados por lo que contemplamos

Por: Eliud Morales

Bienvenidos al segundo episodio de nuestra serie "Contemplando a Jesús" de Iglesia Theopolis. En esta entrega, profundizaremos en cómo aquello que contemplamos nos forma y transforma, para bien o para mal. Nuestro objetivo es entender cómo la práctica de contemplar a Jesús puede liberarnos para experimentar la voluntad de Dios en nuestras vidas.

La base bíblica de nuestra transformación

Nuestro punto de partida es Romanos 12:1-2 (NTV):
"Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta."
Pensamiento central: "Aquello que contemplamos puede liberarnos para experimentar la voluntad de Dios para nuestras vidas o encarcelarnos usando las conductas y costumbres de este mundo."

El sacrificio vivo: Una nueva forma de adoración

Pablo introduce un concepto revolucionario: el sacrificio vivo. A diferencia de los sacrificios tradicionales, este implica:

  1. Una vida dedicada continuamente a Dios.
  2. Una respuesta de gratitud a la misericordia ya recibida.
  3. Una santidad que emana de la vida del creyente ofrecida a Dios.

Reflexión clave: "La entrega de nuestro cuerpo a Dios comienza con la entrega de nuestra atención."

Las tres herramientas de la transformación

1. Deformados por lo que imitamos
Todos llegamos con deformaciones físicas, conductuales y espirituales por haber imitado las conductas y costumbres de este mundo. El proceso de transformación implica:

  1. Identificar las deformaciones
  2. Confrontarlas con la verdad del Evangelio
  3. Permitir que el Espíritu Santo nos renueve

Pensamiento clave: "La transformación cristiana no es cosmética; es una remodelación profunda de nuestro ser desde adentro hacia afuera."

2. Intoxicados por lo que imitamos
Las toxinas del mundo no solo contaminan nuestras acciones, sino que envenenan la fuente misma de nuestros deseos y pensamientos. Tres influencias tóxicas comunes son:

  1. Materialismo: Nos vende la mentira de que nuestra identidad y felicidad se encuentran en lo que poseemos.
  2. Narcóticos físicos y culturales: Nos ofrecen una vía de escape que evita el crecimiento genuino.
  3. Inmoralidad sexual: Promete libertad y realización fuera del diseño de Dios para la intimidad.

Pensamiento clave: "El materialismo, los narcóticos y la inmoralidad sexual son como malezas en el jardín de nuestra alma. Para que florezca la belleza de la voluntad de Dios, debemos arrancarlas de raíz, no solo podar sus hojas."

3. Contemplar para ser transformados y conocer la voluntad de Dios
La transformación es un proceso que implica:

  1. Ofrecer nuestra vida como un sacrificio continuo a Dios.
  2. Dejar de imitar las conductas y costumbres del mundo.
  3. Permitir que Dios renueve nuestra mente.
  4. Aprender a conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Cita central: "Contemplar a Jesús es donde comienza nuestra verdadera transformación y donde descubrimos la voluntad buena, agradable y perfecta de Dios para nuestras vidas."

Prácticas para contemplar a Jesús

  • Lectio Divina de los Evangelios: Lectura meditativa centrada en la vida y enseñanzas de Jesús.
  • Momentos de pausa consciente: Breves pausas durante el día para enfocarse en Jesús.
  • Memorización de las palabras de Jesús: Elegir y meditar en pasajes clave de sus enseñanzas.
  • Ayuno de medios y "Sabbath" digital: Periodos regulares sin tecnología para enfocarse en Jesús.
  • Práctica de gratitud Cristo-céntrica: Identificar diariamente momentos donde vimos a Jesús obrando.

Preguntas para una reflexión más profunda

  • ¿Qué "pesos" o influencias tóxicas necesitas dejar ir en tu vida?
  • ¿Cómo puedes ser más intencional en fijar tus ojos en Jesús cada día?
  • ¿Qué pasos prácticos puedes dar para comenzar o profundizar tu práctica de contemplar a Cristo?

Reflexión final y llamado a la acción

Como aprendices de Jesús, debemos ser intencionales respecto a dónde dirigimos nuestra atención. Contemplar a Jesús es el antídoto divino para las toxinas del mundo. Al fijar nuestra mirada en Él, no solo somos purificados de las conductas y costumbres mundanas, sino que nuestros ojos se abren para ver y experimentar la vida buena, agradable y perfecta que Dios ha diseñado para nosotros.

Recordemos las palabras de Hebreos 12:1-2 (NTV):

"Por tanto, también nosotros que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios."
Que este artículo sea un catalizador para profundizar en la práctica de contemplar a Jesús. Recuerda, no se trata solo de eliminar lo negativo, sino de crear espacio para que la belleza de la voluntad de Dios florezca en tu vida. Al dirigir nuestra atención a Él, permitimos que el Espíritu Santo nos transforme a Su imagen, reflejando Su gloria al mundo que nos rodea.

Para más recursos y para escuchar la serie completa "Contemplando a Jesús", visita iglesiatheopolis.com.