¿Eres Fan de Jesús o Su Discípulo?

¿Cuántos de nosotros somos verdaderamente discípulos de Jesús, y cuántos simplemente somos sus fans?

Esta pregunta cobra vida cuando leo Eclesiastés 7:2, donde el sabio nos recuerda que "vale más pasar el tiempo en funerales que en festejos, porque al fin y al cabo, todos morimos. Así que los que viven deberían tenerlo muy presente." No es una invitación a la tristeza, sino un llamado urgente a no desperdiciar nuestra vida en cosas triviales.

¿Te ha pasado que entras a las redes sociales solo para ver una notificación y terminas perdiendo una hora entera? La vida se nos va más rápido de lo que deseamos admitir. Y aquí está el problema: es muy fácil malgastar nuestra existencia en cosas que no tienen trascendencia eterna.

Pero hay una razón poderosa por la cual no debemos hacerlo: Dios te está llamando.

Escúchame bien, hermano, hermana: tú no eres un accidente. No eres simplemente el producto del plan de tus padres. Fuiste pensado, creado, soñado y formado en el vientre de tu madre por un Dios creador. En las manos de Dios, no eres un problema - eres un problema para el diablo.

El llamado de Dios viene acompañado de una petición: entregar tu vida. No arreglarla, no modificarla un poco, sino entregarla completamente.

Hebreos 3:15 nos advierte: "Cuando oigan su voz, no endurezcan su corazón." Cuando sientes la presencia de Dios tocando a la puerta de tu corazón durante un servicio, no ignores su voz. No endurezcas tu corazón como hicieron los israelitas.

Pero aquí está la hermosa verdad: cuando Dios pide algo, es porque quiere darte algo mejor. Dios te pide que entregues tu vida porque desea hacerte más como su hijo Jesús.

Cuando Jesús caminó en la tierra, no buscó simplemente buenos seguidores que le aplaudieran. Jesús buscó desarrollar discípulos - gente que lo imitara, que caminara como Él, que hablara como Él, que amara como Él, que perdonara como Él.

El objetivo de un fan es disfrutar. El objetivo del discípulo es ser.

Para un discípulo, Jesús no es simplemente una inspiración o alguien que admiras de lejos. Para un discípulo, Jesús es Rey, Señor, maestro, Mesías, guía. Es aquel que un día regresará por su iglesia.

Me preocupa que hoy Jesús tenga muchos fans, pero muy pocos discípulos. Fans que vienen los domingos a "sentir la vibra", pero la vibra no es lo más importante. Lo más importante es que ames y conozcas a aquel que te está haciendo sentir esa presencia.

Todos tenemos maestros en la vida: nuestro círculo de amistades, la familia donde crecimos, la gente del trabajo. La pregunta no es si somos estudiantes o no - todos lo somos. La pregunta correcta es: ¿De quién soy estudiante? ¿Quién me está enseñando? ¿Quién me está moldeando?

Dios desea formarte, pero debes dejarte formar por Él voluntariamente. Aunque Dios quiere que seas libre, tienes que ir voluntariamente al altar. Aunque Dios quiere verte sano en tu corazón y mente, es necesario que te presentes ante Él.

Permíteme ser honesto contigo: el crecimiento espiritual es como hacer ejercicio. Todos sabemos que debemos hacerlo, conocemos los beneficios, pero muchos escogemos no hacerlo. ¿Por qué? Porque hay otras cosas que queremos más.

Un teólogo llamado James Houston dice algo que es tanto buena como mala noticia: "La formación espiritual es el movimiento más lento entre todos los movimientos del ser humano."

En una sociedad que quiere todo rápido, Dios nos invita a ir lento, a un proceso que comienza hoy y va a ir lentamente. Pero si eres consistente, aunque sientas que no has llegado muy lejos, cuando mires hacia atrás podrás decir: "No estoy donde quiero, pero definitivamente no estoy donde estaba."

Jesús dice en Juan 10:27: "Mis ovejas oyen mi voz y conocen mi voz, y como conocen mi voz, me siguen."

La pregunta profunda que debemos hacernos es: ¿Cuál es la voz que estás escuchando? Porque la voz que estás escuchando es la voz que está guiando tu vida.

Cuando aprendes a escuchar la voz de Jesús en su palabra y en oración, tu vida se mueve cada vez más hacia Él. Te conviertes en un mejor cónyuge, padre, trabajador, porque te estás pareciendo cada vez más a Jesús.

Jesús dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida." No dice "yo soy el destino." En nuestra jornada de fe, el camino siempre es más importante que el destino. Si no quitas tu mirada del camino que es Jesús, de seguro Él te llevará a tu destino porque Él es el buen pastor.

¿Sabes qué pasa cuando tenemos prisa espiritual? No nos importa el proceso, solo queremos llegar. Pero Dios nos invita a disfrutar el camino de crecimiento, a poner nuestra mirada en Cristo, no solo en lo que esperamos alcanzar.

Hermano, hermana, si estás leyendo esto, no es casualidad. Dios te está llamando hoy. Te está pidiendo que entregues tu vida, te está pidiendo que dejes que Él sea tu maestro, porque desea hacerte más parecido a Jesús.

La hermosa verdad es esta: parecernos a Jesús no es tanto algo que hacemos nosotros, sino algo que Él hace en nosotros. Como dice su palabra, Dios pone en nosotros tanto el querer como el hacer para llevar a cabo su buena voluntad.

No endurezcan su corazón. Cuando oigas su voz durante este tiempo, responde. No te conformes con ser un fan que solo disfruta los domingos. Dios te invita a la aventura de ser su discípulo.

Pacientemente esperé a Jehová, como dice el salmista. En una sociedad de prisa, aprendamos a esperar en Él, a confiar en su proceso, a disfrutar el camino de transformación que Él tiene para nosotros.

Tu llamado te está esperando. ¿Cuál va a ser tu respuesta?