El Milagro del Sanador: Más Amplio de lo que Pensamos

Basado en el mensaje predicado por Eliud Morales

Hay preguntas que no nos atrevemos a hacer en voz alta.

¿Dios realmente sana? ¿Por qué a otros sí y a mí no? ¿Me faltó fe?

Estas preguntas duelen porque no estamos hablando de conceptos abstractos. Hablamos de una madre con cáncer. De un diagnóstico inesperado. De la enfermedad que se llevó a alguien que amábamos — alguien por quien oramos.

Este domingo exploramos el milagro del Sanador. Y lo que encontré en la Escritura me ayudó a comprender algo que antes no veía: la sanidad divina es más amplia, más hermosa, y más esperanzadora de lo que había creído.

La prioridad que no esperábamos

En Marcos 2, cuatro amigos traen a un paralítico hasta Jesús. Están tan convencidos de que Jesús puede sanarlo que destruyen el techo de una casa para llegar a Él. Fe arriesgada. Fe que no acepta un "no" como respuesta.

Pero cuando el paralítico llega frente a Jesús, sucede algo inesperado. En lugar de sanarlo inmediatamente, Jesús dice: "Hijo mío, tus pecados son perdonados."

Los amigos no pasaron por todo ese problema para que le perdonaran los pecados. Lo trajeron para que caminara. Pero Jesús, antes de sanar el cuerpo, sanó el alma. El orden revela la prioridad.

Piénsalo: ¿de qué sirve un cuerpo sano si tu alma sigue esclavizada? Puedes vivir 100 años con salud perfecta y morir eternamente perdido. Pero puedes morir mañana con un cuerpo enfermo y despertar donde no hay más dolor.

La sanidad física nunca debe ser prioridad sobre la sanidad del alma.

Tres tiempos, un Sanador

Por mucho tiempo había reducido la sanidad divina a un solo escenario: la sanidad instantánea. Y cuando no ocurría, asumía que Dios no había sanado, que algo había fallado.

Pero la Escritura muestra que el milagro de la sanidad opera en tres tiempos — y los tres son obra de Dios.

Sanidad ahora. Dios interviniendo inmediatamente. Es lo que pasó con el paralítico. Jesús habló, el hombre se levantó de un salto. Instantáneo, sobrenatural, innegable. Este tipo de sanidad sigue ocurriendo hoy.

Sanidad eventual. Dios sanando a través de un proceso. Es la sanidad que viene a través de un tratamiento médico, la recuperación gradual de una cirugía, la sanidad emocional que ocurre en consejería. En Marcos 8, Jesús sanó a un ciego en dos etapas — y esa sanidad progresiva también fue obra de Jesús.

Sanidad eterna. La promesa garantizada. Apocalipsis 21:4 dice: "No habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor." Hay condiciones de las cuales no seremos sanados de este lado de la eternidad. Pero esa sanidad eterna no es el "premio de consolación" — es la promesa garantizada para todo hijo de Dios.

Los tres escenarios son milagrosos. Los tres requieren fe. Los tres son obra de Dios.

La fe imperfecta es suficiente

Este es el punto donde muchos hemos sido heridos por mala enseñanza.

En Marcos 9, un padre desesperado le dice a Jesús: "Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros." Y el padre dice una de las oraciones más honestas de la Biblia: "Sí creo, pero ayúdame en mi incredulidad."

Fe imperfecta. Fe mezclada con duda. ¿Y qué hace Jesús? No lo regaña. No le dice que regrese cuando tenga más fe. Jesús sana a su hijo.

La incredulidad que impide no es la duda honesta del que quiere creer pero lucha. Es el rechazo activo, el cinismo que dice "esto no es posible" antes de siquiera pedirlo.

Si tu fe es imperfecta — bienvenido al club. Una fe imperfecta que se acerca a Jesús es infinitamente mejor que una incredulidad que se aleja.

No cargues solo

El paralítico fue sanado por la fe de sus amigos. El texto dice "al ver la fe de ellos" — no la fe de él. La fe comunitaria importa.

No tienes que cargar solo el peso de creer por tu sanidad. La iglesia puede creer contigo, y cuando te falte fe, puede tener fe por ti.

Si hay algo en tu cuerpo, en tus emociones, en tus relaciones que necesita sanidad — pide oración. Llama a alguien de confianza. No fuimos diseñados para cargar la enfermedad solos.

La cita que lo resume todo

"Sanidad hoy, en el proceso o en la eternidad. Tres milagros. Un Sanador. Ningún hijo de Dios queda sin sanar."

No sé en qué tiempo Dios va a obrar en tu vida. Quizás sea hoy, en sanidad inmediata. Quizás sea en medio de un proceso. O quizás tendrás que esperar al otro lado de la eternidad.

Pero lo que sí sé es esto: Dios sana. Y ninguna de sus sanidades es menos milagrosa que la otra.

Con amor pastoral,
Eliud Morales Pastor, Iglesia Theopolis
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Recuerda: la transformación genuina no ocurre solamente los domingos. Ocurre en los días entre domingo y domingo. 
 

Eliud Morales